martes, 6 de mayo de 2014

Zafra

La noche del 7 de agosto de 1936, las tropas rebeldes se encuentran a pocos kilómetros de Zafra, ya que toman sin apenas resistencia Los Santos de Maimona. 
Con la primera luz del día, dos coches blindados avanzan hacia Zafra y son seguidos por soldados rebeldes y legionarios capitaneados por el comandante Antonio Castejón

Consiguen entrar en Zafra sin ningún problema. Desde ese momento, Castejón ordena que se haga una lista de gente significativa de la izquierda, con unos setenta hombres, para fusilarlos ese mismo día.

Tras su elaboración, la lista se expone en una habitación y los habitantes de derechas pueden entrar y tachar hasta tres nombres que podrían salvarse y a cambio, por cada nombre borrado deben poner otro, así la lista siempre tiene el mismo número de personas.

Poco a poco comienzan las detenciones. A las doce del mediodía, la columna de Castejón se prepara para dejar la ciudad. Los militares abandonan la localidad por la misma carretera por donde entraron seguidos de una larga fila con cuarenta y ocho presos republicanos.

En las afueras comienzan los fusilamientos. Matan en grupos de siete, de modo que el resto de los detenidos vea lo que les espera. A cada trecho fusilan a un grupo y la carretera que une Zafra con Los Santos de Maimona queda sembrada de cadáveres.

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