La pequeña y bien fortificada población de Belchite (con una población de 3.812 habitantes en 1935) venía siendo desde principios de 1937 uno de los principales objetivos de las tropas republicanas en el Frente de Aragón.
Apenas tres días después de su comienzo, era más que sabido para los atacantes el fracaso en alcanzar su objetivo principal, Zaragoza. Pero el gobierno republicano necesitaba demostrar ante la opinión pública, sobre todo extranjera, la capacidad de acción y efectividad del recientemente creado Ejército Popular de la República, por ello decidieron desviar la atención pública hacia otro objetivo, aunque secundario, y así Belchite, que en este sector -entonces denominado Sur Ebro- destacaba defensivamente y era calificado por los nacionales como inexpugnable, fue convertido en una plaza emblemática, tanto para el gobierno republicano como para el sublevado ejército franquista. Tras feroces combates, el 6 de septiembre caerá en manos republicanas.
Las características del terreno, la buena configuración de sus principales fortificaciones defensivas y la altísima moral de sus defensores, ofreció una resistencia inesperada para los atacantes, retrasando más de lo calculado la conquista de esa codiciada población.
Las características del terreno, la buena configuración de sus principales fortificaciones defensivas y la altísima moral de sus defensores, ofreció una resistencia inesperada para los atacantes, retrasando más de lo calculado la conquista de esa codiciada población.
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